Jade Damarell, una experimentada paracaidista británica de 32 años, falleció en abril durante un salto en Shotton Colliery, en el condado de Durham, Inglaterra. Según el informe forense presentado el 21 de agosto, se confirmó que la causa de la muerte fue suicidio. Damarell desactivó deliberadamente los sistemas de seguridad y no desplegó el paracaídas durante el salto, a pesar de que tanto el equipo principal como el dispositivo de apertura automática funcionaban correctamente.
El informe toxicológico descartó la presencia de drogas o alcohol en su organismo. La noche anterior al salto, Jade había puesto fin a su relación sentimental con su pareja, quien también era paraquedista. Ambos se habían conocido gracias a su pasión compartida por este deporte.
Con más de 500 saltos registrados, incluidos seis realizados el día anterior al accidente, Jade era considerada una atleta experimentada. Trabajaba como gerente de marketing y era reconocida por su energía y entusiasmo. En el lugar del accidente, la policía encontró notas financieras, instrucciones para desbloquear su teléfono móvil y mensajes dirigidos a su familia, lo que reforzó la hipótesis de suicidio.
El detective Andrew Stephenson destacó que no hubo fallos técnicos en el equipo utilizado. Los padres de Jade, Liz y Andrew Samuel, participaron en la audiencia de forma remota y emitieron un emotivo comunicado en el que describieron a su hija como una mujer brillante, valiente, generosa y de espíritu libre, que vivió con intensidad y tocó muchas vidas con su bondad.