Martha McKay, una mujer estadounidense de 63 años, fue asesinada en marzo de 2020 en su residencia junto al lago Horseshoe, en Arkansas (EE. UU.). El crimen fue cometido por Travis Lewis, el mismo hombre que en 1996, cuando tenía solo 16 años, había asesinado a la madre de Martha, Sally Snowden McKay, de 75 años, y a un primo de la familia, el músico Lee Baker, de 52 años.
Lewis fue condenado a 28 años y medio de prisión, pero fue liberado en 2018 tras cumplir 23 años de su condena. En un acto de perdón poco común, Martha decidió darle una segunda oportunidad: no solo lo perdonó, sino que incluso lo contrató para trabajar en su propiedad. Sin embargo, esa decisión terminó con consecuencias trágicas.
En marzo de 2020, la policía fue alertada tras activarse el sistema de alarma de la casa. Al llegar, encontraron la puerta trasera abierta y a Travis Lewis en el interior. El criminal intentó huir saltando por una ventana y corriendo hacia su coche, pero este quedó atascado. En su desesperación, se lanzó al lago cercano, donde murió ahogado.
El cuerpo de Martha fue hallado dentro de la vivienda. Aunque algunos vecinos afirmaron que había sido apuñalada, la causa oficial de la muerte fue remitida al Instituto Médico Legal, y la policía nunca esclareció el motivo del ataque.
La tragedia conmocionó profundamente a la comunidad local, conocida por su tranquilidad. Residentes relataron haber vivido momentos de gran miedo y tensión. “Cerramos nuestras puertas, nos quedamos dentro de casa y rezamos para que todo terminara bien”, expresó un vecino. Otro añadió: “Es simplemente aterrador lo que ocurrió. Estamos orando por la familia”.
Este caso ha generado un debate en Estados Unidos sobre el perdón, la reinserción social y los límites de la confianza hacia personas con antecedentes de crímenes violentos.