Una operación de rescate dramática y trágica tuvo lugar en el Pico de la Victoria, la montaña más alta de Kirguistán, donde la alpinista rusa Natalia Nagovitsina, de 47 años, quedó atrapada durante al menos diez días a unos 6.700 metros de altitud tras fracturarse una pierna. La montaña, de 7.439 metros, se sitúa en la cordillera Tian Shan, en la frontera con China, y es conocida por sus condiciones extremas, con temperaturas que pueden alcanzar los -23°C.
La supervivencia inicial de Natalia fue posible gracias al acto heroico del alpinista italiano Luca Sinigaglia, de 49 años, quien escaló hasta su posición para entregarle suministros vitales como un saco de dormir, tienda de campaña, comida, agua y un hornillo. Imágenes de dron confirmaron que Natalia seguía con vida tras recibir la ayuda. Sin embargo, Luca no logró sobrevivir al descenso, falleciendo por hipotermia y siendo encontrado en una cueva de hielo. Su hermana destacó su carácter solidario y su determinación de no abandonar a nadie.
Los intentos posteriores de rescate también fracasaron. Un helicóptero militar Mi-8 se estrelló durante la misión, mientras que otra aeronave tuvo que regresar debido al mal tiempo. Una expedición terrestre liderada por el alpinista Vitaly Akimov también fue abortada tras sufrir este fuertes dolores de espalda.
Tras una serie de intentos fallidos y el paso del tiempo, la operación fue oficialmente cancelada. Dmitry Grekov, jefe del campamento base, declaró que la supervivencia de Natalia es ya improbable. La Federación Rusa de Alpinismo había calificado el rescate como un milagro, señalando que se requería un equipo de al menos 30 personas para cruzar una peligrosa arista de tres kilómetros.
El Pico de la Victoria, símbolo de logros y conquistas, se convierte ahora en el escenario de una de las historias más conmovedoras y trágicas del alpinismo moderno.