Un nuevo caso de peste bubónica ha sido confirmado en el condado de El Dorado, en California (Estados Unidos), generando preocupación por el resurgimiento de una enfermedad históricamente letal. El paciente, que probablemente contrajo la infección tras la picadura de una pulga contaminada durante una acampada, se encuentra actualmente en recuperación gracias a un tratamiento con antibióticos.
Aunque pueda parecer una enfermedad del pasado, la peste sigue presente en ciertas regiones del oeste estadounidense, con una media de siete casos anuales registrados en estados como Arizona, Colorado, Nuevo México, Nevada y la propia California. De hecho, en julio, un hombre falleció en Arizona a causa de esta infección.
La peste está causada por la bacteria Yersinia pestis, responsable también de la pandemia conocida como peste negra en el siglo XIV. Esta bacteria persiste en entornos naturales, sobre todo en zonas de altitud elevada, donde animales silvestres como ardillas, ratones, conejos e incluso pumas pueden actuar como portadores. También los gatos domésticos son susceptibles a la infección y pueden transmitirla a los humanos.
La enfermedad puede presentarse en tres formas: bubónica (la más común), septicémica y neumónica. La forma bubónica provoca inflamaciones dolorosas en los ganglios linfáticos; la septicémica afecta directamente al torrente sanguíneo; y la neumónica, la más grave y contagiosa, se transmite por el aire a través de gotículas respiratorias.
El diagnóstico temprano es clave para la recuperación, ya que el tratamiento con antibióticos suele ser eficaz si se administra a tiempo. Sin tratamiento, la enfermedad puede evolucionar rápidamente y ser mortal.
Las autoridades sanitarias recomiendan medidas de prevención como evitar el contacto con animales salvajes, utilizar repelente en zonas naturales y proteger a las mascotas contra pulgas. Actualmente no existe una vacuna aprobada, aunque se están desarrollando nuevos inmunizantes.
Este caso subraya la necesidad de mantener la vigilancia epidemiológica y adoptar precauciones incluso frente a enfermedades que se consideran raras o erradicadas.