El alcalde de Criciúma (Santa Catarina, Brasil), vivió durante 20 horas como una persona sin hogar para comprender mejor la realidad de esta población y orientar políticas públicas más efectivas. Disfrazado con barba y peluca postizas, ropa rasgada y maquillaje, recorrió la ciudad sin ser reconocido, incluso por su propia familia. Durante la experiencia, recibió limosnas, comida y café, y se enfrentó a la invisibilidad social que sufren quienes viven en la calle.
Uno de los momentos más impactantes fue cuando pasó cerca de su casa y su esposa e hijos no lo reconocieron. En otro episodio, un niño de unos 10 años le ofreció una taza de café en una fría mañana, gesto que le emocionó profundamente. En solo 15 minutos bajo un semáforo, logró recaudar casi 6 reales brasileños, equivalentes a unos 1,10 euros.
Espíndola también visitó zonas vulnerables como el barrio de Pinheirinho, donde observó el impacto de las drogas en la vida de las personas sin techo. Según él, aunque las drogas no son la causa principal para acabar en la calle, sí lo son para no poder salir de ella. La experiencia se interrumpió de madrugada cuando un equipo de asistencia social lo reconoció mientras dormía bajo la marquesina de una iglesia.
Actualmente, la ciudad cuenta con programas de acogida como casas de paso que ofrecen alimentación, higiene, albergue y formación laboral. Desde el inicio del año, Criciúma ha reducido de 280 a 170 el número de personas en situación de calle. El alcalde planea presentar un proyecto para autorizar la internación involuntaria de dependientes químicos, y ya ha iniciado el proceso para habilitar 50 plazas en clínicas especializadas.
Espíndola también señaló que muchos de los sin techo no son originarios de Criciúma, lo que dificulta el seguimiento estadístico. Por ello, se implantará un observatorio municipal para monitorear esta población. Según datos recientes, de cada 10 personas internadas con asistencia social, seis han restablecido vínculos familiares, tres están en casas de paso trabajando y solo una ha vuelto a la calle. El objetivo, afirma el alcalde, no es solo retirarlos de las calles, sino ofrecer tratamiento, empleo y esperanza.