Matthew Allick, un británico de 42 años, vivió una experiencia límite en agosto de 2023 al sufrir una parada cardíaca provocada por una embolia pulmonar. Los síntomas comenzaron con dificultad para respirar e hinchazón en los pies, que inicialmente atribuyó al trabajo nocturno. La situación se agravó cuando no pudo subir un simple escalón en su lugar de trabajo, lo que le llevó a pedir ayuda urgente.
Ya en el hospital, mientras describía un dolor creciente, su corazón se detuvo y permaneció sin signos vitales durante aproximadamente 10 minutos. Los médicos lograron reanimarlo mediante maniobras intensas, como el uso de desfibrilador y masajes cardíacos vigorosos, que incluso causaron hemorragias internas. Posteriormente, fue inducido a un coma para estabilizar su estado.
Al despertar, Matthew no recordaba nada de la experiencia cercana a la muerte, describiéndola como un sueño profundo y tranquilo. Los exámenes médicos revelaron coágulos sanguíneos del tamaño de una pelota de críquet, que fueron extraídos mediante cirugía de urgencia. Su recuperación fue sorprendente, y descubrió que las transfusiones de sangre fueron esenciales para su supervivencia.
El episodio cambió radicalmente su visión de la vida. Actualmente, Matthew está recuperado en un 75% de su capacidad física y debe tomar anticoagulantes de por vida. A pesar de las secuelas, se siente agradecido por el apoyo recibido y ha decidido dedicar su vida a promover la donación de sangre. En especial, hace un llamamiento a las personas de origen africano y caribeño, cuyas características genéticas son fundamentales para ciertos tratamientos médicos, como el suyo.
Su historia es un recordatorio del papel vital que juega la donación de sangre y del impacto que puede tener en salvar vidas. Matthew se ha convertido en un portavoz activo de esta causa, compartiendo su testimonio para inspirar a otros a convertirse en donantes y contribuir a salvar vidas en situaciones críticas como la suya.