Jasmine Mix, una estadounidense embarazada de 36 semanas, se encontraba en la casa de sus padres en Indiana cuando comenzó repentinamente el trabajo de parto en el jardín. Las contracciones se intensificaron en cuestión de minutos, y aunque su madre insistía en llamar a una ambulancia, Jasmine pensaba que podría esperar a su marido. Sin embargo, al intentar subirse al coche para dirigirse al hospital, se dio cuenta de que el nacimiento era inminente.
Ante la urgencia, el padre de Jasmine pidió ayuda a su vecino Nathan Huyck, bombero y paramédico con tres años de experiencia en el cuerpo de bomberos de Terre Haute, que se encontraba de descanso en ese momento. Nathan acudió rápidamente y asistió en el parto, que fue el primero de su carrera, aunque había recibido formación previa en simulaciones.
La esposa de Nathan y las hermanas de Jasmine también colaboraron, ayudando a posicionarla adecuadamente sobre el césped. Nathan siguió los protocolos aprendidos, estimuló al bebé tras el nacimiento, limpió las vías respiratorias y se aseguró de que respirara y llorara correctamente. Poco después, los paramédicos llegaron al lugar y trasladaron tanto a la madre como a la recién nacida, llamada Adaline, al hospital para una evaluación.
Jasmine declaró que, aunque el parto de su hija mayor también fue rápido, este había sido mucho más intenso. A pesar del susto inicial, calificó la experiencia como una bendición inesperada y expresó su agradecimiento por la ayuda recibida en un momento tan crítico.