La diseñadora Amy Jandrisevits ha lanzado una inspiradora iniciativa llamada “Una Muñeca Como Yo”, cuyo objetivo es crear muñecas personalizadas que representen a niños con discapacidades, diferencias médicas o características físicas únicas. Cada muñeca es elaborada a mano y refleja con detalle las particularidades del niño que la recibirá, incluyendo cicatrices, prótesis o sillas de ruedas.
Amy defiende que los juguetes tienen un papel fundamental en el desarrollo emocional y psicológico de los niños. Según explica, su intención es capturar la belleza que los seres queridos ven en cada niño y plasmarla en el rostro de una muñeca. Esta representación tangible no solo fortalece la autoestima infantil, sino que también promueve la inclusión y el reconocimiento de la diversidad.
El impacto de las muñecas ha sido profundo. Numerosas familias comparten en redes sociales momentos emotivos en los que sus hijos reciben una muñeca que se parece a ellos, lo que genera lágrimas de alegría y una conexión inmediata. Los vídeos de estas entregas se han vuelto virales, acompañados de mensajes de apoyo como “todas las niñas y niños merecen verse representados” y “un proyecto maravilloso”.
Más allá del juguete, Amy considera que su labor es una declaración de amor y aceptación: “Las diferencias hacen que cada persona sea hermosa”, afirma. Su proyecto refuerza la idea de que todos los niños merecen sentirse amados, vistos y valorados tal como son.
La propuesta de Amy Jandrisevits no solo ha tocado el corazón de miles de familias, sino que también ha abierto un espacio importante para la inclusión en el mundo de los juguetes, tradicionalmente dominado por modelos estandarizados. Con cada muñeca, se construye un puente hacia una infancia más empática, diversa y representativa.