Jane Croft, una mujer estadounidense de 102 años, ha mantenido durante décadas una rutina que ha capturado la atención de miles en redes sociales: cada martes, junto a su hija Gail Stott, de 74 años, visita el mismo restaurante de comida rápida en Largo, Florida, para pedir exactamente lo mismo: un Happy Meal sin cebolla ni pepinillos, acompañado de una Coca-Cola Light pequeña.
Este ritual no solo se ha convertido en una tradición familiar, sino también en un fenómeno viral. Los empleados del establecimiento ya las conocen como “las chicas VIP” y Jane incluso viste una camiseta azul con dibujos de hamburguesas y patatas fritas para la ocasión. Tras el almuerzo, madre e hija continúan su día con otra costumbre semanal: el bingo. Jane guarda con cariño cada uno de los juguetes que vienen con el menú infantil.
Jane, que vivió sola hasta los 98 años antes de mudarse con su hija, se mantiene activa y con buen humor. Solo toma medicación para la presión arterial, no necesita audífonos y utiliza un andador únicamente para trayectos largos. Según los médicos, su longevidad se debe a una mezcla de buena genética, vida social activa y hábitos saludables. Ella añade un ingrediente más: su amor por la comida.
En 2024, Gail abrió una cuenta de TikTok para compartir los momentos cotidianos de su madre. Lo que comenzó como una forma de mantener informada a la familia se convirtió en un éxito viral. Actualmente, más de 67.000 personas siguen a Jane, disfrutando de sus reacciones entusiastas al probar nuevos platos. Uno de sus seguidores comentó: “Siempre está tan emocionada por lo que va a cenar”.
Jane afirma sentirse joven y no tener la sensación de haber superado el siglo de vida. “Todavía me va muy bien. Definitivamente, no me siento con 102 años”, declaró.