



Uli Suellen, fotógrafa de Brasilia de 30 años, decidió someterse a una cirugía bariátrica en 2021 con la esperanza de mejorar su salud y autoestima. Con 1,58 metros de altura y un peso de 115 kg, buscaba una mejor calidad de vida. Sin embargo, el proceso se transformó en una experiencia traumática tanto física como emocionalmente.
Treinta días después de la operación, Uli ya no conseguía alimentarse por sí sola y necesitó ser hospitalizada durante casi 11 meses. Durante ese tiempo sufrió complicaciones severas: su estómago se dobló, lo que requirió una segunda intervención quirúrgica. Además, padeció vómitos constantes, dificultad incluso para beber agua, pérdida parcial de visión, anemia grave y desnutrición extrema. En el punto más crítico, llegó a pesar solo 32 kg y necesitó alimentación por sonda.
Para poder someterse a la reversión de la cirugía bariátrica, tuvo que recuperar peso hasta alcanzar los 48 kg. Después del procedimiento, su salud comenzó a mejorar gradualmente. Actualmente, con 90 kg, afirma haber recuperado su calidad de vida, aunque todavía lidia con secuelas como atragantamientos, reflujo gástrico y la necesidad de terapia psicológica continua.
Aunque casos como el de Uli son excepcionales, sirven como importante advertencia. El cirujano bariátrico José Afonso Sallet destaca que, aunque la cirugía presenta más del 95% de éxito, se trata de una intervención invasiva que requiere un seguimiento médico, nutricional y psicológico riguroso. La reversión bariátrica se realiza en menos del 1% de los casos y solo cuando existen riesgos graves para la vida del paciente.
Uli lamenta no haber sido suficientemente informada sobre los riesgos y afirma rotundamente que no recomendaría el procedimiento. Su experiencia contrasta con los relatos positivos que solía escuchar. “Hacerme la bariátrica fue un error”, asegura.
Pese a ello, la cirugía bariátrica sigue siendo una herramienta importante en la lucha contra la obesidad y enfermedades asociadas como la diabetes tipo 2 o la hipertensión. Sin embargo, los expertos subrayan que no es una solución mágica, y exige compromiso y responsabilidad a largo plazo por parte del paciente.
El caso de Uli revela la cara menos conocida de la cirugía bariátrica, aquella que queda fuera de las estadísticas y requiere valentía para ser contada. “Quise formar parte del grupo que dice que la cirugía le salvó la vida. Pero, en mi caso, casi me la quitó”, concluye.