Un paseo turístico se convirtió en una tragedia devastadora marcada por pánico y pérdida de vidas humanas en Praia Grande, sur de Santa Catarina (Brasil). Los supervivientes de la caída del globo aerostático, ocurrida el sábado 21 de junio, describieron los momentos angustiosos vividos a pocos metros del suelo. El accidente terminó cobrando ocho vidas.
Desde el comienzo, el vuelo mostró señales preocupantes de inestabilidad. Según los testimonios, el grupo tuvo que cambiar el sitio de despegue debido a vientos fuertes. A pesar de esta modificación, el globo despegó de manera irregular. Muchos pasajeros nunca habían participado en este tipo de vuelo, por lo que desconocían si tal comportamiento era normal.
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Apenas dos minutos después del despegue, comenzó la pesadilla. Una llama apareció en el piso de la cabina central, donde se encontraba el piloto. Las llamas alcanzaron rápidamente uno de los cilindros de gas y luego se extendieron a los demás equipos de combustible. Este incendio causaría la posterior tragedia.
El piloto, Elves Crescêncio, intentó actuar con rapidez. Primero solicitó calma a los pasajeros mientras ordenaba que todos se agacharan en la canasta. En un intento desesperado por controlar las llamas, trató de arrojar el cilindro incendiado hacia afuera. Sin embargo, el calor extremo hizo imposible esta maniobra.
Al no poder contener el fuego, Crescêncio recurrió a la última alternativa disponible: realizar un aterrizaje forzoso. Instruyó a los pasajeros para que se prepararan a saltar tan pronto como el globo tocara tierra. Durante esta maniobra, la canasta ya estaba completamente envuelta en llamas.
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Testimonios desgarradores de los supervivientes
El impacto ocurrió en una plantación de arroz, cuyo lodo amortiguó la caída y evitó un número mayor de víctimas. Quienes lograron saltar sobrevivieron con rasguños y heridas leves, mientras otros fueron expulsados por el impacto. No obstante, con la reducción de peso, el globo volvió a elevarse en medio del incendio, llevándose a las víctimas que no pudieron escapar.
“Cuando logré abrir los ojos, pensé que todos habían bajado. Solo al voltearme vi que el globo seguía en el aire y que algunas personas comenzaron a caer”, relató emocionada la veterinaria Laís Campos Paes, una de las supervivientes.
El dolor trasciende las heridas físicas. Los testimonios emotivos de los supervivientes revelan el trauma psicológico dejado por la catástrofe. “Parece que estamos constantemente luchando contra los pensamientos”, expresó Laís. Por su parte, Victor Hugo Mondini Correa, otro superviviente, confesó: “Sabemos que recordaremos esto toda la vida. No existe manera de borrar esta memoria”.
Después del rescate, los supervivientes recibieron atención médica y psicológica. También brindaron declaraciones a la Policía Civil, que ya inició las investigaciones para determinar las causas del siniestro. El piloto afirmó en su testimonio que el fuego comenzó en la tapa de uno de los cilindros. Además, declaró que el extintor del globo no funcionó en el momento crítico.
El Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos (Cenipa), organismo de la Fuerza Aérea Brasileña, envió especialistas al lugar para realizar el análisis técnico. El objetivo consiste en identificar las causas de la falla y evaluar si hubo negligencia por parte de la empresa responsable del vuelo, Sobrevoar. Esta compañía informó haber suspendido todas sus operaciones por tiempo indefinido.
La policía ya interrogó al piloto y otros supervivientes. Una de las líneas de investigación evalúa si ocurrió falla mecánica, error humano o negligencia operacional. También se considera la posibilidad de procesamiento por homicidio culposo o doloso.
Mientras continúa la investigación, el ambiente en la ciudad es de luto profundo. El cielo de Praia Grande, normalmente colorido por los paseos en globo, amaneció gris y silencioso el domingo posterior a la tragedia.
