Amanda Beatriz Polezel, residente en Elisiário, en el interior de São Paulo (Brasil), descubrió un embarazo inesperado 11 meses después de haberse colocado un DIU de cobre, conocido socialmente como la T de cobre. Este método se considera uno de los más eficaces, con una tasa de fracaso inferior al 1 %, según la Organización Mundial de la Salud. El caso llamó la atención por la imagen registrada tras el parto: el recién nacido sosteniendo el dispositivo.
Todo comenzó en agosto de 2024, cuando Amanda notó un retraso en su menstruación. A pesar de usar el DIU, decidió hacerse una prueba de farmacia. El resultado fue positivo. “Me quedé aterrada. Estaba segura de que la prueba daría negativo, pero allí se derrumbó mi mundo”, relató a Crescer. A continuación, los exámenes de laboratorio confirmaron el embarazo.
La ecografía reveló que el DIU seguía en su sitio y, aun así, el embarazo avanzaba. Al estar muy cerca del saco gestacional, los médicos decidieron no retirar el dispositivo para evitar el riesgo de aborto. Amanda fue derivada a un hospital de referencia en embarazos de alto riesgo y fue seguida durante todo el embarazo.
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A las 11 semanas, tuvo un sangrado intenso. “Pensé que había perdido al bebé. Corrimos al hospital y el médico nos explicó que el DIU se había desplazado, pero que el bebé estaba bien”, contó. El embarazo continuó con un seguimiento constante y, a las 37 semanas, Amanda entró en trabajo de parto tras romperse la bolsa.
El 30 de marzo, Bento nació por cesárea. El DIU se encontró adherido a la placenta y, según los médicos, fue el que perforó la bolsa. Para registrar ese momento tan poco habitual, Amanda fotografió al bebé sosteniendo el dispositivo con los dedos aún cubiertos de vérnix. “Ahora guardo esa imagen como recuerdo de todo lo que hemos vivido”, dijo.
Actualmente, Bento tiene dos meses. “Un niño hermoso y sano”, afirma la madre, que sigue compartiendo la historia en las redes sociales.