El sistema, denominado Gennaris, es capaz de hacer que las personas totalmente ciegas vuelvan a ver sustituyendo el recorrido natural de las imágenes que deben salir de la retina, atravesar los nervios y llegar a la zona del cerebro responsable del procesamiento de la visión.
Un grupo de investigación de la Universidad de Monash, con sede en Melbourne (Australia), ha desarrollado un prototipo que aspira a convertirse en el primer ojo totalmente biónico del mundo.
El sistema, bautizado como Gennaris, es capaz de hacer que las personas totalmente ciegas vuelvan a ver sustituyendo el recorrido natural de las imágenes que deben salir de la retina, atravesar los nervios y llegar a la zona del cerebro encargada de procesar la visión.
Gennaris se ensambla en tres partes básicas:
- Implantes electrónicos en miniatura Instalados en la superficie del cerebro, estos implantes funcionan como si fueran nervios ópticos naturales, transportando y seleccionando las imágenes más útiles de entre todas las captadas.
- Dispositivo externo personalizado: Similar a un smartphone, equipado con una cámara y un transmisor de datos inalámbrico, este dispositivo actúa como los ojos, captando imágenes y transmitiéndolas al procesador.
- Procesador: El procesador se encarga de seleccionar y procesar las imágenes más útiles, creando un patrón visual a partir de combinaciones de hasta 172 puntos de luz (fosfenos) que proporciona información para que el individuo pueda navegar en interiores y exteriores, y reconocer la presencia de personas y objetos a su alrededor.
Gennaris es una tecnología avanzada que pretende devolver la percepción visual a quienes han perdido la vista mediante la estimulación eléctrica del córtex visual, la región del cerebro que recibe, integra y procesa la información visual. El equipo de investigadores espera que la tecnología pueda adaptarse para restaurar los movimientos de los brazos en personas que sufren tetraplejia.
El proyecto ha tardado unos 10 años en desarrollarse y ha recibido una inversión de algo más de un millón de dólares del gobierno australiano. Sin embargo, para seguir adelante con los ensayos en humanos, los investigadores necesitan financiación adicional. Se espera que, además de ayudar a los pacientes, el éxito comercial de Gennaris cree oportunidades de exportación y genere un aumento de los puestos de trabajo cualificados en Australia.
Gennaris es un ejemplo de cómo la tecnología médica puede cambiar la vida de las personas. Con más desarrollo y financiación, es posible que esta tecnología se perfeccione y llegue a estar al alcance de más personas. La Universidad de Monash y los investigadores que participan en el proyecto están trabajando duro para garantizar que Gennaris sea seguro, eficaz y accesible a quienes lo necesitan.


