Emily Cockerham tuvo que someterse a dos operaciones antes de cumplir 18 años. Debido a una rara malformación, el cerebro de la joven se ‘escapò’ por un orificio en la base del cuello. Al final, el órgano quedó atascado allí.
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Entiende más
Emily tiene malformación de Chiari, en la que parte del tejido cerebral se introduce en el canal espinal, en una pequeña abertura. Básicamente, su cerebro crea presión sobre la médula espinal, como si intentara pasar por el extremo de un embudo. En un texto publicado en el sitio web de crowdfunding «GoFundMe», la joven afirma que el problema le causa mucho sufrimiento: “Luchaba contra el dolor a diario”, dijo de entrada. “Muy a menudo tenía que tomar opiáceos como la morfina para conseguir algo de alivio. Incluso con la medicación, a menudo me costaba levantarme de la cama”, recordó.
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Más detalles
Aunque a Emily no le diagnosticaron la enfermedad hasta que cumplió 16 años, los síntomas empezaron cuando tenía siete. De niña, recordaba que empezó a sentir dolores de cabeza cada vez que saltaba en la cama elástica. El dolor se intensificó progresivamente, impidiéndole practicar actividades físicas. A partir de los 11 años, empezó a sufrir dolores de cabeza intensos todos los días. En aquel momento, los médicos pensaron que se trataba de una migraña.
En resumen, la solución no llegó hasta noviembre de 2024. Fue entonces cuando los médicos cortaron la punta del tejido de la médula espinal de Emily, que se une a su coxis. El procedimiento pretendía evitar que su médula espinal se anclara y restringiera su capacidad de tirar de su cerebro a través del embudo. La operación fue extremadamente delicada, pero afortunadamente un éxito.