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Estados Unidos, Rusia y Europa delinean estrategias ante inminente diálogo sobre conflicto ucraniano

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El reino saudí se convierte esta semana en el epicentro diplomático para una renovada fase de contactos entre Washington y Kiev, orientados a conseguir una suspensión de hostilidades entre el territorio ucraniano y Moscú.

La iniciativa ha sido ratificada tanto por el jefe de estado ucraniano Volodimir Zelenski como por el delegado especial norteamericano para asuntos de Oriente Medio, Steve Witkoff.

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Durante febrero pasado, la capital saudí fue escenario de conversaciones entre delegaciones estadounidenses y rusas destinadas a explorar mecanismos para contener las dimensiones del enfrentamiento.

La representación ucraniana quedó excluida de aquellas deliberaciones, generando inquietud entre las autoridades de Kiev y sus colaboradores europeos.

El próximo encuentro se desarrollará tras el tenso intercambio protagonizado por Donald Trump y Volodymyr Zelensky, quienes manifestaron divergencias públicas respecto a las vías hacia la pacificación.

El 28 de febrero, ambos mandatarios participaron en un acalorado intercambio verbal en dependencias presidenciales estadounidenses ante periodistas acreditados, con la presencia del vicepresidente JD Vance.

El viaje del líder ucraniano a territorio norteamericano tenía como objetivo formalizar un convenio mediante el cual concedería a Estados Unidos derechos de explotación sobre los recursos minerales ucranianos, recibiendo como contrapartida respaldo o garantías de protección frente a la amenaza rusa en el conflicto iniciado en febrero de 2022.

El presidente estadounidense recriminó a su homólogo ucraniano estar “provocando una Tercera Guerra Mundial”, concluyendo la reunión sin concretar el acuerdo mineral. Posteriormente, la administración norteamericana suspendió la asistencia bélica al país europeo, desencadenando múltiples reacciones continentales.

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El jueves, Zelensky calificó el desencuentro como “desafortunado” y expresó su disposición a colaborar bajo el “firme liderazgo” trumpista – finalizando la semana con intensos bombardeos rusos sobre territorio ucraniano.

Tras esta cadena de acontecimientos tensos, ¿cuáles son las perspectivas de los protagonistas ante la próxima ronda negociadora entre Estados Unidos y Ucrania en suelo saudí?

Estados Unidos: inusuales reprimendas hacia el Kremlin

Tras la humillante ofensiva verbal de Donald Trump y JD Vance contra Zelensky, la presidencia norteamericana suspendió el lunes 4 de marzo toda cooperación militar e informativa con Ucrania.

Esta determinación comprometerá progresivamente la capacidad defensiva ucraniana – mientras la oposición demócrata sostiene que ya resulta innegable la alineación trumpista con intereses rusos.

La Casa Blanca ha manifestado explícitamente que considera esta medida como mecanismo coercitivo para que Zelensky rubrique el convenio mineral presidencial y acepte una inmediata suspensión de hostilidades.

El emisario presidencial, general Keith Kellogg, comparó la retirada del respaldo estadounidense con “impactar a una mula en el rostro con una tablón… Capturas completamente su atención de manera contundente… y posteriormente depende de ellos cumplir con los requerimientos presidenciales”.

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Tras esta intensificación de presiones, la semana concluye con matices más moderados entre los principales arquitectos de la política internacional trumpista, quienes mantendrán conversaciones con la delegación ucraniana próximamente en territorio saudí.

El viernes 7 de marzo se produjo un inhabitual momento crítico hacia Moscú por parte de Trump, quien amenazó con implementar sanciones adicionales – pese a las numerosas ya vigentes – intentando frenar la escalada de bombardeos sobre Ucrania.

No obstante, esta administración ha reprendido sistemáticamente a su supuesto aliado, evitando cualquier censura equivalente hacia su adversario.

El jueves 6 de marzo consulté a la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, sobre su posicionamiento ante el rechazo del canciller ruso Sergei Lavrov hacia la presencia de contingentes pacificadores europeos en Ucrania. Lavrov catalogó dicha propuesta como “objetivo hostil” occidental, sobre el cual “no existe margen para negociación”.

Bruce declinó responder, argumentando improcedencia para comentar declaraciones de dignatarios extranjeros – aunque previamente había reiterado la caracterización trumpista sobre Zelensky como “carente de disposición pacificadora”.

Rusia: dirigencia celebra divisiones occidentales

Exceptuando la amenaza sancionadora trumpista, esta semana mantuvo toda presión sobre Kiev, otorgando escasos incentivos para que Rusia modere su ofensiva.

La interrupción del respaldo militar e informativo estadounidense constituye uno de los más severos contratiempos para Ucrania desde el inicio de la invasión masiva – representando significativa ventaja para las aspiraciones rusas.

Los mortíferos ataques generalizados sobre territorio ucraniano sugieren la determinación moscovita para proseguir el conflicto.

El Kremlin mantiene su insistencia sobre la consecución de los objetivos originales de su “operación militar especial”, incluyendo la apropiación de territorios ucranianos adicionales.

Igualmente, ha rechazado las iniciativas de los aliados ucranianos para aliviar tal presión sobre Kiev, ya sea mediante treguas o despliegues pacificadores.

Las recientes manifestaciones del presidente francés Emmanuel Macron – sugiriendo que la administración Trump podría haber abandonado la lealtad occidental – son recibidas entusiastamente por el mandatario ruso Vladimir Putin.

El escenario actual permite a Putin limitarse a contemplar pasivamente la fragmentación del bloque occidental – situación que ha perseguido durante años, posiblemente décadas.

Y logró este objetivo sin disparar proyectiles en campos de batalla, sino mediante un asombroso viraje posicional del principal respaldo ucraniano.

El martes próximo 11 de marzo, representantes ucranianos y estadounidenses iniciarán negociaciones en Arabia Saudita. Moscú observará atentamente estos intercambios – desde una posición de aparente confianza.

Ucrania: Zelensky afronta nueva fase negociadora

La semana ha resultado extremadamente exigente, emocional e implacable para el presidente ucraniano, quien lucha por mantener el respaldo militar occidental mientras reafirma su compromiso pacificador.

Las repercusiones del impactante enfrentamiento verbal en la Casa Blanca se agudizaron en Kiev tras la suspensión norteamericana de asistencia militar e intercambio informativo con Ucrania.

“Se percibe una atmósfera de traición”, según una fuente cercana al gobierno ucraniano. “El sentimiento permea la nación entera – incluyendo al presidente y su círculo inmediato”.

Zelensky rechazó el requerimiento trumpista de una “explícita disculpa pública”, optando por dirigir una comunicación escrita al mandatario estadounidense calificando el incidente como “lamentable”.

Para contener daños, Zelensky emprendió nuevos desplazamientos buscando reforzar apoyos europeos en Bruselas. Sin embargo, pese a recibir expresiones públicas solidarias, no obtuvo los compromisos militares concretos esperados.

Paralelamente, el presidente ucraniano exhortó a los líderes comunitarios a respaldar una tregua parcial marítima y aérea – propuesta respaldada por el presidente francés Emmanuel Macron.

Delegaciones ucranianas y estadounidenses iniciarán negociaciones en territorio saudí próximamente, aunque la ruta hacia la pacificación permanece incierta.

Pese a los contratiempos, una fuente próxima al equipo presidencial enfatiza su actitud desafiante: “Hace tres años podría haber sido eliminado, pero optó por permanecer en Kiev. Cada presión adicional fortalece su determinación”.

Europa: ¿Puede Francia extender su protección nuclear?

La proliferación de cumbres europeas ha dificultado su seguimiento puntual – y continúan programándose nuevos encuentros.

Los dirigentes europeos han constatado repentinamente que el paraguas protector en que confiaron desde la Segunda Guerra Mundial podría desvanecerse, generando propuestas a velocidad extraordinaria según parámetros continentales.

Existe consenso sobre la necesidad de respaldo europeo hacia Ucrania. Francia y Reino Unido proponen una “coalición de voluntarios” para intervenir territorialmente si se concreta un acuerdo pacificador.

Rusia manifiesta aversión hacia tal planteamiento, mientras Macron convocará a jefes militares el martes para desarrollar estrategias concretas.

No obstante, surgen interrogantes fundamentales sobre la autoprotección europea frente a lo que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, denomina “peligro claro e inminente”.

“Debemos prepararnos” ante la posible ausencia norteamericana, advierte Macron. Actualmente la UE debate programas multimillonarios para fortalecer capacidades defensivas.

El futuro canciller alemán, Friedrich Merz, ha planteado que Francia y Reino Unido extiendan su capacidad disuasoria nuclear para proteger el conjunto continental.

Macron ha mostrado receptividad ante tal propuesta, aunque reconociendo limitaciones en el alcance del escudo nuclear francés y la exclusividad decisoria parisina.

Esta cuestión constituye el núcleo problemático de la defensa europea.

Sin respaldo estadounidense, ¿lograrán las naciones europeas mancomunar recursos y establecer confianza mutua?

Para estados menores, como Lituania, no existen alternativas viables.

Sin embargo, el debate ha comenzado, con Donald Tusk (Polonia) afirmando categóricamente que Europa alcanzaría mayor seguridad “disponiendo de arsenal nuclear propio”.

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