La tecnología de levitación magnética ha recorrido un largo camino desde su concepción inicial, acumulando más de un siglo de desarrollo. A lo largo de este período, numerosas iniciativas comerciales surgieron y fueron abandonadas, dibujando un panorama de innovación compleja tanto en Europa como en Asia. El ejemplo más destacado de éxito sostenido es la línea que conecta el centro de Shanghái con el aeropuerto de Pudong, que completó dos décadas de operación en 2024, aunque su proyectada extensión hasta Hangzhou ha sido postergada por el avance de los trenes de alta velocidad convencionales.
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Las investigaciones han continuado su curso, integrando y desarrollando tecnologías cada vez más sofisticadas. Según Wang Peng, de la Academia de Ciencias Sociales de Pekín, se está trabajando en lo que denomina un “tren de ultra alta velocidad”, popularmente conocido como ‘tren volador’. El concepto no es completamente nuevo: Elon Musk lo presentó en 2013 mediante un estudio de Tesla bajo el nombre de ‘hyperloop’, aunque el proyecto fue posteriormente abandonado por limitaciones de financiamiento.
Las perspectivas teóricas son extraordinariamente ambiciosas: el ‘tren volador’ podría alcanzar velocidades superiores a 1.000 km/h. Los ingenieros de la Corporación de Ciencia e Industria Aeroespacial de China (Casic) han realizado pruebas durante el año pasado que, según Wang, han generado sensación global por sus innovaciones tecnológicas. Los avances se concentran en dos áreas principales: una tecnología superconductora de alta temperatura —a diferencia de los enfoques anteriores— y un sistema de tubería casi al vacío.
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En su prueba más reciente, realizada en un túnel de dos kilómetros ubicado en Datong, provincia de Shanxi, Casic ha sido intencionalmente reservada sobre los detalles de velocidad. Únicamente han comunicado haber superado los 623 km/h registrados en febrero y mantener la capacidad potencial de alcanzar 1.000 km/h, una velocidad comparable a la aviación comercial. La corporación incluso sugiere proyecciones a futuro que podrían llegar hasta los 4.000 km/h.
Límite de la innovación
La Embajada de China en Brasil ha provocado la imaginación del público con sugerentes declaraciones como “¡Imagina viajar de Río de Janeiro a Salvador en media hora!”, mostrando el potencial transformador de esta tecnología.
Sin embargo, los especialistas mantienen un enfoque cauteloso. David Feng, quien ha seguido de cerca la evolución ferroviaria china, prevé que pasará al menos una década antes de ver una implementación comercial completa. Las limitaciones son múltiples: costos de desarrollo, complejidades de ingeniería y desafíos de seguridad operativa.
“Aún estamos en una etapa muy inicial”, advierte Feng, aunque reconoce el potencial revolucionario del proyecto, especialmente en el contexto de la crisis climática actual. La posibilidad de reemplazar vuelos contaminantes por viajes terrestres de alta velocidad representa un avance significativo.
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Daniel Xie, ingeniero brasileño y director de una empresa en el distrito tecnológico de Zhongguancun en Pekín, comparte una perspectiva pragmática. Señala que en la práctica existirán limitaciones inevitables de velocidad determinadas por consideraciones de costo y seguridad, similar a la evolución que experimentaron los trenes bala.
Desafíos técnicos
Los obstáculos son considerables: desde problemas de mantenimiento hasta complejidades geológicas, pasando por el diseño de un tren que se mueve casi en condiciones de vacío. “No será una operación rápida”, sentencia Feng, destacando las múltiples variables técnicas que deben ser resueltas.
El respaldo gubernamental ha sido fundamental. En septiembre de 2019, el Consejo de Estado y el Comité Central del Partido Comunista aprobaron el ‘Esbozo para la Construcción de una Potencia de Transporte’, documento que impulsa la investigación en tecnologías disruptivas del sector.
La inversión se ha diversificado: desde el desarrollo de ferrocarriles de ultra alta velocidad en tubos de bajo vacío hasta la optimización de los actuales trenes bala, buscando llevarlos a velocidades de 400 km/h. Paralelamente, se continúa investigando la tecnología maglev tradicional con el objetivo de alcanzar los 600 km/h.
En diciembre fueron presentados los prototipos CR450, capaces de alcanzar 450 km/h, aunque su velocidad operacional será probablemente restringida a 400 km/h. “Será nuestro nuevo abanderado”, concluye un entusiasta investigador, “con recursos increíbles. Espero poder abordar el primero”.


